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¿Felicidad en la empresa?

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IDE-CESEM, Instituto de directivos de empresa - Empresa

ESMERALDA BLANCO.

Si en algún apartado del famoso libro “El Secreto” se mencionan las energías positivas como atracción de nuevas y numerosas situaciones beneficiosas y se avalan con ejemplos fehacientes, ¿por qué no ponerlas en práctica aún cuando los resultados de la empresa no alcancen a ser los mejores?

En primer lugar, en las actuales circunstancias críticas de la economía del país y consecuentemente de las empresas, se hace preciso expresar con valentía que la actitud es más importante que la aptitud, sin obviar esta segunda. O como bien decía Einstein “La imaginación es más importante que el conocimiento”. De ahí que con nuestros gestos y comportamiento podamos transmitir y recibir positivismo y generar un ambiente de trabajo creativo y resolutivo que tiene posibilidad de extenderse al resto del público interno, así como a los públicos externos (clientes –actuales y potenciales-, proveedores, prensa, etc.).

La sonrisa, los gestos de apertura y el tono de voz “desengolado” y alegre animan al interlocutor a actuar con buena predisposición hacia nosotros. Esa postura facilita la apertura y ampliación de la red de contactos personales y empresariales que pueden revertir en pingües beneficios para la empresa. No hay que olvidar que, sociológicamente, nos necesitamos los unos a los otros, somos seres sociales y cuantos más contactos procuremos mayores beneficios obtendremos.

Dejando a un lado el efecto multiplicador de Internet y centrándonos en el individuo socializador –no abatido o sujeto a disfunción anímica- que trabaja con un equipo de personas,  se ve abocado a  revestirse de una serie de elementos/conocimientos que le ayuden a mantener un talante positivo. Nos referimos a los que “descontaminan” el ambiente de trabajo. Y es que no solo atañen a los miembros del equipo en sí, sino también a las cosas que les rodean. De ahí que las formas y colores de los espacios deben proporcionar estabilidad, equilibrio, paz… lejos de introducir irritabilidad o posibles confrontaciones.

En cuanto a los colores, los tonos azules en su gama más clara conducen a la paz  y en más oscuro a la disciplina; los verdes, al equilibrio. El amarillo es el color que excita el sistema nervioso, por eso en un tono suave – y sólo así- puede resultar útil para estimular la mente hacia la concentración y negociación o estimular la palabra. El rojo anima, da fuerza, pero ha de emplearse por un corto espacio de tiempo y en pequeñas cantidades para evitar provocación o cólera. Por su parte el negro, aún dando un toque elegante, es fúnebre y encamina a la confusión y tristeza, de ahí que se deba utilizar en puntos concretos al lado de otro u otros colores. El blanco, tan minimalista, transcurrido un tiempo de permanencia en él, conduce a la sensación de frío. El morado, desde el lila hasta el nazareno, es místico y espiritual y potencia la reflexión más profunda y prolongada, por lo que, quizás, en el mundo corporativo se contrapone con el dinamismo de resolución de problemas, situaciones o negocios. Otro de los colores es el marrón, color de la tierra y sinónimo de convencionalismo que provoca resistencia al cambio. Y, por último, el gris, por su parte, aísla en la cerrazón, bloqueo y terquedad.

También los olores juegan un gran papel en la consecución de un buen ambiente de trabajo. Compensa que sean cuidados con delicadeza o potenciados atendiendo al estado de ánimo o impulso que se quiera provocar. El aroma de la lavanda tranquiliza y armoniza, el aroma de cítrico alegra y la mezcla de flores con algo de sándalo, seduce; si bien los propios de alimentos recién cocinados incitan al consumo.

La música, por su parte, en ningún caso debe ser desestimada. Es el elemento más sensibilizador de todos y el que “amansa las fieras”, de ahí que deba seleccionarse con el fin de alegrar la mente, estimular la actividad y crear la armonía entre los que bajo sus acordes trabajan.

Pero, sin lugar a dudas, lo que más contribuye a una sensación agradable en el trabajo es la relación y trato entre los miembros integrantes de la empresa así como la de éstos con las personas que visitan la empresa o que van a entrevistar fuera. Sus gestos de apertura proporcionan el acercamiento y la confianza. Hay personas que, de forma innata, provocan esa sensación por tener un interior apaciguado y dichoso, logrando incluso que los demás las soliciten, las prefieran a otros y deseen mantener las relaciones comerciales con ellas. Sin embargo, aún siendo éstos privilegiados, existe la posibilidad de que los demás, tras un profundo aprendizaje del valor y significado de los gestos, puedan alcanzar resultados de la misma calidad. En ese pormenorizado estudio, no se deja al libre albedrío ninguna de las partes del cuerpo y se estructura el análisis de cada uno de los gestos según pertenezcan a la cara, los brazos, las manos, el cuerpo, las piernas y los pies, si bien su interpretación nunca debe concebirse aislada sino en su conjunto y dentro del contexto en el que se está desenvolviendo la relación. Nos estamos refiriendo al estudio y aplicación del “no verbalismo”.

Y, aunque la química, positiva o no – siendo recíproca- no siempre se da entre dos personas que comparten horario laboral, la solidaridad y el respeto mutuo supondrán el esfuerzo más relevante para una convivencia que no enrarezca el ambiente. Esfuerzo que tiene como compensación la celebración compartida del éxito y una vida útil, llena y digna.

En conclusión, la dicha en el trabajo no es cosa de uno – “el privilegiado” – sino de todos sus integrantes mejor o peor predispuestos por situación o personalidad, pero de todos. Así y únicamente así, es posible la felicidad en el trabajo.

Esmeralda Blanco

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IDE-CESEM, Instituto de directivos de empresa - Esmeralda Blanco
Grado en Periodismo y Doctoranda en la misma disciplina por la UCM. Experta en Protocolo Empresarial y Oficial, fue Jefa de Protocolo de la Embajada de Venezuela en España.

Docente consagrada en universidades y escuelas de negocios, escritora y organizadora de cursos en materia de Protocolo, Comunicación e Imagen. Asesora de imagen pública de personas VIPs. Tiene su propia consultora y administra PRESBLA N SL.

Durante un año ha sido colaboradora del programa de radio “Edición Limitada” de Gestiona Radio España en esta materia. Fue Directora General de la Escuela de Comunicación y Empresa E.B.

Como Graduado Social es especialista en Derecho Laboral, además de postgrado en “Relaciones Públicas como Gestión en la Comunicación de la Empresa” por la UNED y estudios de Protocolo por la Cámara de Comercio de Madrid.

Máster en Investigación en Periodismo: Discurso y Comunicación, por la UCM.

Socia Fundadora del “Club de Protocolo, Cultura y Networking, Internacional”.

La entrada ¿Felicidad en la empresa? aparece primero en Blog de IDE-CESEM Business School.


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